Días fértiles
Los días fértiles son aquellos días en los que una mujer, lo más probable, se puede quedar embarazada. En cada ciclo menstrual hay aproximadamente 6 días en que una mujer puede concebir: el día de la ovulación y 5 días antes de la misma.
Lo más difícil es saber exactamente cuándo se produce la ovulación.
Para estimar el periodo fértil, hay que llevar un registro del ciclo menstrual.
Día 1 del ciclo es el primer día de menstruación. Teniendo en cuenta que la duración del ciclo puede variar ligeramente de un mes a otro, lo mejor es monitorear tu ciclo menstrual durante unos meses consecutivos.
Trata de averiguar en qué día se produce la ovulación, guárdalo y apúntalo en el calendario del ciclo menstrual. Es un día importante. En el siguiente ciclo menstrual, sabrás que el periodo fértil comienza cinco días antes del día en que se produce la ovulación.
El periodo fértil es el periodo en el que deberíais tener sexo sin protección cada dos días, si quieres optimizar las posibilidades de la implantación del embarazo. El periodo se acaba el día siguiente después de la ovulación.
Para tener más seguridad en averiguar el día de la ovulación, te aconsejamos usar los tests de ovulación ProFecund a partir del noveno día del ciclo menstrual hasta el día que obtengas un resultado positivo en el test.

Hay varios métodos para identificar los días cuando lo más probable seas capaz de quedarte embarazada. Es importante recordar que los signos de la ovulación varían de una mujer a otra, y muchas de ellas no se enfrentan a ningún síntoma, aunque la ovulación se produzca de forma normal. Entre los signos más evidentes que se pueden seguir, son los cambios del moco cervical y la aumentación de la temperatura basal.
Cambios del moco cervical
El moco cervical es diferente a la secreción vaginal. Las mismas hormonas que controlan el ciclo menstrual hacen que el cuello uterino segregue un moco cervical con propriedades fértiles, que protege la esperma y ayuda los espermatozoides a avanzar hacia el útero y las trompas uterinas.
El moco cambia cuando el cuerpo de la mujer se prepara a liberar un óvulo. Hay diferencias claras en la manera en que se muestra y se siente el moco en diferentes etapas del ciclo menstrual mensual de la mujer:
- durante la menstruación no hay moco cervical.
- después de la menstruación, la vagina está seca, sin moco cervical.
- unos días antes de que se acabe la menstruación, el cuello uterino comienza a segregar el primer moco del ciclo menstrual, en cantidades bastante pequeñas. Es pegajoso, blanco o ligeramente amarillento, opaco, no se unta y tiene una consistencia ligeramente harinosa.
- cuanto más los folículos comienzan a segregar más estrógeno, más diluido, más fluido y más húmedo, cremoso se hace el moco. El color sigue siendo blanco o amarillento, opaco. Es posible que no se unte tanto. Todo esto indica el inicio del periodo fértil.
- mientras más se acerque la ovulación, el moco se hace cada vez más transparente, más húmedo, elástico, claro y lubricante, pareciéndose a una clara de huevo crudo. Este periodo es muy fértil.
- al acabarse la ovulación, la cantidad de moco empieza a reducirse y a secarse. Este secado se puede producir gradual o súbitamente.
Hay que tener en cuenta ciertas acciones, tales como la lactancia o el uso de la ducha u otros productos de higiene que pueden cambiar el aspecto del moco.
Al inicio, para algunas mujeres, notar los signos de la ovulación puede ser un desafío, pero a lo largo del tiempo, muchas de ellas pueden darse cuenta con facilidad de estos signos habituales.
Aumento de la temperatura basal
Durante los 24 horas del día, la temperatura corporal puede variar todo el tiempo. Durante la noche (durante el sueño), la temperatura del organismo baja gradualmente hasta que llega al punto más bajo, en las primeras horas de la mañana. Mientras más se acerque la hora habitual de despertar, la actividad metabólica está aumentando, haciendo que la temperatura aumente también. Asimismo, durante las actividades físicas diarias, es posible que la temperatura esté un poco diferente de un momento a otro, según el nivel de la actividad. La temperatura basal representa la temperatura del cuerpo en estado de relajación y se mide (de forma constante) por la mañana, inmediatamente al despertar, antes de levantarte de la cama y de comer o beber algo.
El cambio de la temperatura basal normalmente surge en cada mujer durante el ciclo menstrual. Normalmente, antes de la ovulación, la temperatura basal es disminuida por el estrógeno, pero inmediatamente después de la ovulación, cuando se segrega la progesterona, la temperatura está aumentando ligeramente, a veces con menos de un grado, y permanece elevada durante todo el periodo del embarazo o hasta que comienza la menstruación, cuando volverá a bajar. Para confirmar claramente la ovulación, la temperatura basal debe mantenerse elevada al menos tres días seguidos.
Para medir la temperatura basal, usa un termómetro más sensible que mide dos décimos después de la coma.
Mide la temperatura en la misma hora cada mañana, siempre antes de levantarte de la cama. Si registras tu temperatura diariamente, durante varios ciclos menstruales, podrás notar un patrón que te ayudará a identificar los días más fértiles.
La temperatura basal es el signo fértil que confirma si la ovulación se haya producido o no. Es posible que en aquella mañana cuando la temperatura sea registrada como elevada, el periodo fértil del ciclo menstrual haya acabado. Por ello, es importante comprobar también los otros signos fértiles principales que indican que la ovulación se está acercando.
Los errores de leer o de procedimiento hacen que la medición de la temperatura basal sea un método bastante inseguro a la hora de determinar el momento de la ovulación, razón por la cual se prefiere usar las pruebas de ovulación. Estas pruebas muestran con mayor precisión aquel momento.
También hay otros signos de la ovulación, que las mujeres pueden experimentar, pero ellos no aparecen necesariamente en cada ciclo y tampoco en todas las mujeres: sangrados leves, calambre o un leve dolor en la parte lateral del abdomen, alta sensibilidad de los senos, flatulencia, aumento del apetito sexual, cambio de la posición del cuello uterino o de su firmeza, alta sensibilidad del olfato, gusto o de la vista.
Es posible que no notes todos estos signos secundarios de la ovulación. No pasa nada. Pero si los notas, entonces estos signos te pueden ayudar a identificar tus días fértiles.
La gráfica de abajo indica la evolución de las posibilidades de quedar embarazada, en relación con el día de la ovulación. Como se puede observar, las posibilidades empiezan a aumentar cinco años antes, son máximas en el día de la ovulación y desaparecen el día siguiente.

Esta gráfica muestra la importancia de conocer este día tan importante, para ambas situaciones: cuando quieras y cuando no quieras quedarte embarazada.